Tuesday, August 08, 2006

XII Doce horas

Dicen que la "enfermedad de la redención" mata a sus víctimas en un plazo de doce horas. De sobrevivir, la víctima se hace inmune, aunque -se dice también-, padece episodios de esquizofrenia y paranoia en los cuales no distingue la realidad de los productos de su imaginación. Omar está cada vez más cerca de llegar a esa meta; sin embargo, los síntomas no son del todo claros. Sí, parece afectado, pero no al grado terrible como he visto en otros enfermos.

Sonia vino a verlo. Dejo, entre otros útiles, cobijas y sábanas limpias para que, en caso de morir Omar, se cambiase todo de lo que se hubiese servido por aquellos tesoros desinfectados. Después de intercambiar algunas palabras y sonrisas con el enfermo, salió; no sin antes despedirse ceremoniosamente de Joaquín, a quien, repentinamente, le dió un beso en la mejilla.

Faltan escasos treinta minutos para que Omar supere las fatídicas doce horas. Hemos estado cuidándolo desde el alba y todos estamos animados, confiando en que pronto se restablecerá. Por petición suya, lo hemos dejado solo, ya que, según nos dice, no quiere que pasemos la pena de verlo morir. Sin embargo, hay algo de optimismo rebosante en su rostro. Por consenso, hemos decidido respetar su decisión y volver para la cena. No obstante la alegría de la que nos ha contagiado, no pude evitar que una lágrima se me escapara. Por causa de Omar, recordé vivamente la agonía de mi esposo.

Nubia.